El tremendo ‘pique’ del propietario de un restaurante a un cliente que le deja una mala reseña

Plataformas como Google o Tripadvisor se han convertido en imprescindibles a la hora de decidir a qué restaurante vamos: la cantidad de estrellas y las críticas de los clientes suelen ser determinantes para que, finalmente, nos decantemos por una opción u otra.

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Pero claro, esta es un arma de doble filo: sirve para que la gente pueda expresar su sincera opinión sobre una determinada experiencia gastronómica, pero esto también se presta a que la gente pueda expresarse de la forma menos amable posible y se generen conflictos como el que da inicio a nuestra historia de hoy.

Las reseñas, un arma de doble filo

Teniendo en cuenta el peligro que acostumbra a suponer una mala reseña para la reputación del restaurante, los dueños de los mismos suelen estar atentos para responder, dar explicaciones y justificarse ante aquellos clientes descontentos.

Hoy, @SoyCamarero nos comparte desde su cuenta de Twitter un par de capturas en las que podemos ver, por un lado, la dura queja de una clienta y, por el otro, la tajante respuesta del propietario del establecimiento.

«Dos veces he ido y qué desastre. La primera vez que fui la comida muy bien, pero la música muy alta», señalaba el usuario, que se quejaba de que no podía hablar bien con tanto ruido.

Eso sí, el mayor problema, por lo visto, lo tuvo con su segunda visita al establecimiento. «Entre plato y plato para picar/compartir unos 20 minutos. Y el segundo plato, un arroz, aún esperando», reclamaba la descontenta comensal. Por la espera, por lo visto, el restaurante les regaló un par de croquetas… pero esto también fue un problema, ya que uno de los dos comensales era celíaco.

Cuando les dijeron que al arroz le quedaban 10 minutos porque «le costaba», el usuario tampoco se quedó demasiado convencido: «Nos pareció una excusa más barata imposible», sentenció.

Fue entonces cuando Ramón, el propietario del establecimiento, decidió responder a cada una de las reclamaciones. Lo primero que dejó claro es que se trataba del día de San Valentín y que el restaurante estaba ‘hasta arriba’ de gente. También dejó claro que al restaurante no se le informó de que una de las personas era celíaca.

Tras ofrecer su versión de lo ocurrido, acabó por dejarle un recadito a la expresión facial de la clienta: «Lamento que con esto no fuera suficiente para alegrarle la cara de amargada que tuviste durante toda la cena. Le recomiendo que si va a otro local se queje de sus desagrados al momento, ya que siempre hay una solución más grata que una reseña tan cutre como esta».

A vosotros, ¿qué os ha parecido toda esta historia?

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Fuente: 20 minutos.

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