Daniel, un estudiante madrileño de 18 años de edad que querÃa ser policÃa, llegaba al restaurante del amor de First Dates con la autoestima por las nubes: «Si actualmente me gustasen los hombres, cada mañana que me levantara y me mirara al espejo ‘me daba’. Estoy increÃble«, confesaba. «Se me suelen acercar, no me hace falta hacer nada más. Mi cuerpo lo hace todo». Le gustaban las chicas «rubias, buenas personas» y que le gustaran «las motos y los coches».
Su cita era Lidia, una cajera de 20 años que estaba encantada con su pelo. «Me gustan los canis con chándal porque yo no voy pija. Hoy sÃ… pero no voy asû, reconocÃa. La primera impresión no podÃa haber sido mejor: Daniel reconoció que era «su prototipo», y a ella le gustó porque era «alto y con el pelo rapado por los lados».
Mucho feeling
Ya en la mesa, uno de sus temas de conversación fueron los hobbies. A Lidia le encantaba bailar y salir de fiesta, pero él se consideraba una persona «muy cansada para estar todos los dÃas de fiesta». Su mayor afición eran las motos y los coches, algo que le gustó a Lidia porque era «a lo Mario Casas«. Otro de los puntos en común fue la música: «ahà un punto más», exclamaba la joven.
Sobre sus experiencias amorosas, Lidia quiso saber cuántas relaciones habÃa tenido su cita y él no dudó en abrirse en canal: «dos, y en las dos me han engañado. He tenido mala suerte». Ella, por su parte, tuvo una relación de casi dos años que consideraba «tóxica«.
Los dos coincidÃan en que eran mucho de «ir en chándal»: de hecho, a Lidia le gustaba especialmente un chico en chándal porque «le hacÃa mejor culo». Cuando la joven le dijo que era muy bajita y le enseñó las plataformas que llevaba, él reaccionó diciendo que «era un minion», pero Lidia se lo tomó a risa: «yo me llamo smurf que es pitufo en inglés».
La temperatura por las nubes
También hubo tiempo para hablar del sitio más raro donde quierÃan tener sexo y de la posibilidad de hacer un trÃo. Él lo tenÃa claro: «en un campo de fútbol porque asà cuando los futbolistas meten un gol yo también lo estoy metiendo«. A la segunda pregunta, dijo que no: «me verÃa capaz de satisfacer a dos personas, pero también me entra un poco la pereza». Lidia, por su parte, «se lo podrÃa pensar si no hubiera sentimientos de por medio», pero con su novio no podrÃa.
Daniel no se cortó y, hacia el final de la cita, se dejó llevar: «tienes la carilla de fogosa. Las gafas te dan el toque. Para mà son como un fetiche porque me recuerdan a cierta inteligencia, algo que me gusta de una chica». Algo que, en la decisión final, matizó diciéndole que tiene cara de «cachonda». ¿Se irÃan juntos después de todo?
¿Qué os ha parecido la cita entre Daniel y Lidia?
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Fuente: cuatro