Un soltero de First Dates quiere salir corriendo tan solo ver a su cita

Saray, barcelonesa de 18 años de edad, llegó al restaurante del amor de ‘First Dates’ asegurando que le gustaba «tener personalidad» y «destacar»: «Suelo pasar de la gente porque voy a seguir vistiendo como quiero, pero a veces me incomoda… pero suelo pasar de la gente porque voy a seguir vistiéndome y haciéndome en el pelo lo que me da la gana». Se consideraba «celosa»: «lo que es mío es mío y si se deja tocar te lo regalo» y buscaba a un chico que le entrara «por su forma de ser», tuviera «carácter y «no fuera un cabrón».

Su cita era Kevin, un barcelonés de 26 años apasionado por la moda que siempre intentaba «combinar todas las gamas de colores». ¿Su reacción al ver a Saray no fue muy positiva: «TIERRA TRÁGAME. Estoy deseando irme. Tiene su personalidad que es un punto a favor, pero no es el estilo de vestimenta que me gusta a mí en chica», decía en una sala aparte. A Saray, por su parte, no le gustaba «el rollo que llevaba».

Incompatibilidades por doquier

La joven le preguntó si le gustaba la fiesta, a lo que él respondió «lo justo, porque alcohol bebía lo justo». Ella, por su parte, salía todos los fines de semana: «salgo los viernes, los sábados… pero si salgo los viernes vuelvo el domingo. Sin dormir», reconocía. Él escuchaba un poco de todo y ella solo escuchaba hardcore, un género que él conocía porque había ido a un festival con una amiga: «quería irme, literalmente. Lo pasé super mal«.

Tampoco coincidían en sus entornos sociales ni en sus gustos: a Kevin le encataba sailr a comer a restaurantes, mientras que Saray lo odiaba. «Yo es que no sé comer en un restaurante, soy muy basta comiendo. No soy fina, ni para comer ni para nada. A mí eso de coger un cuchillo y un tenedor y el papelito para ponerte la boca, no».

Relaciones anteriores

Kevin aprovechó para hablar sobre su profesión de «creador de contenido», algo que ella no acabó de entender. «Me ha estado hablando del trabajo y me he quedado igual. Yo que sé«, decía en la sala de cámaras. Ella, en Instagram, se hacía llamar «choni con orgullo», algo que hizo reír a Kevin. «Siempre se metían conmigo por choni y yo siempre he estado orgullosa de serlo«, expresaba. «Las chonis a mí no me gustan. Un 0%», decía Kevin en la sala aparte, exceptuando a la reina suprema Bad Gyal. El desenlace estaba claro.

A la hora de pagar, Saray protagonizó un divertido momento cuando confesó el uso que daba a sus pechos: «yo no tengo cartera, normalmente me lo meto todo en las tetas. ¿Las tetas para qué valen? Para guardar cosas. No valen para otra cosa. Y no te van a robar porque pobre del que me meta la mano en las tetas…», manifestaba.

¿Qué os ha parecido la reacción de Kevin?

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Fuentes: cuatro

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