Descubre qué es el ‘curving’, la tóxica práctica social en la que muchos caemos (sin saberlo)

La forma en la que nos comunicamos los seres humanos ha cambiado muchísimo en los últimos años. Las nuevas tecnologías y, en particular, el tema de las redes sociales, han modificado por completo la forma en la que interactuamos entre nosotros. Y eso es algo que, de una forma u otra, ha afectado también a nuestra forma de ligar.

En la actualidad existen muchas aplicaciones para conocer a potenciales relaciones sentimentales y, muy probablemente, los que estáis leyendo estas líneas, en un momento u otro, habréis instalado una en vuestro teléfono móvil.

Esto tiene cosas muy positivas, como que ahora ligar, para muchas personas, el algo mucho más accesible, pero no debemos olvidarnos de la parte más ‘oscura’. Y es que, este tipo de interacciones y de plataformas también generan algunas conductas que podrían catalogarse de ‘tóxicas’.

Aquí ya os hemos hablado anteriormente del ghosting, el pocketing o el orbiting (términos de conductas muy tóxicas y que, por algún motivo, siempre están en inglés). Pero hoy nos centraremos en uno algo menos conocido: el curving.

Pero lo primero, ¿qué es el curving?

El curving es una forma de transmitir a la otra persona que no queremos ‘nada más’ con ella, pero sin que lleguemos a explicitarlo o a hablar las cosas con claridad. De hecho, se hace de una forma tan sutil que, en la mayoría de ocasiones, la persona que hace ‘curving’ ni siquiera se da cuenta.

Es una forma muy subliminal de decirle a la otra persona que no hay un interés más allá de lo ya existente, pero siempre sin decirlo de frente. La clave para diferenciar esto del ghosting es que se hace poco a poco y que la persona no busca desprenderse del todo, simplemente ‘va pasando’, pero sin romper el vínculo.

El perfil de las personas que hacen curving, por lo general, es parecido: tienen miedo a la confrontación y, por lo tanto, evitan decir las cosas de forma directa.

Y ahora, ¿cómo detectarlo?

Aquí la clave es fijarnos en la forma de comunicación: si esa persona nunca es la primera en hablar y, a medida que pasa el tiempo, sus mensajes son cada vez más ‘secos’ y breves, puede que estemos ante un claro caso de curving. Lo mejor que podemos hacer si detectamos esto es confrontar a la persona y mantener una conversación sobre el tema para aclarar las cosas.

A vosotros, ¿qué os ha parecido todo esto?

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Fuente: El Español.

Por último, esperamos que este erizo te alegre el día: