AnÃbal, de 31 años de edad, se consideraba una persona «tranquila» pero «muy hablador». «Me gusta mucho la gente que se rÃe de mis bromas, porque también las hago para recibir un poco de feedback«, reconocÃa. Buscaba una chica «guapa y simpática», pero sin necesidad de que fuera «graciosa» porque para eso ya estaba él.
Su cita era Virginia, una joven de 25 años de edad de un pueblo llamado Velada (Toledo) que animaba a visitar para comer «las mejores sandÃas de España». Aseguraba que, si un chico le hacÃa reÃr, ya la tenÃa ganada.
AnÃbal se fijó en que Virginia no llevaba sostén: «Viene sin sostén, algo que está bastante de moda ahora, y me parece una moda que está muy bien». En cambio, la de Virginia fue que era «un poco Cayetano«.
Preguntas sorprendentes
Sentados ya en la mesa, se fueron conociendo un poco más. Virginia estudiaba EnfermerÃa y él hacÃa big data, un mundo que ella desconocÃa. Él bailaba salsa, algo que a ella le sorprendió y no se acabó de creer: «la verdad, no me lo creo. Lo veo un poco soso en ese sentido. Lo raro es que se mueva», decÃa entre risas.
Virginia le confesó ser fiestera y beber cuando sale y, de la nada, él le preguntó si tomaba drogas, algo que ella negó rotundamente. Seguidamente, le pregunto si alguna vez las habÃa probado…»¿Qué me ve cara de yonki? ¿Fumas, bebes? Eso vale, pero ¿te drogas? No sé qué ara tendré, ¿proyecto hombre?». Él aseguraba que lo preguntaba bastante y formaba parte de su «repertorio de preguntas»: «hay una pregunta que me he callado: si habÃa estado con chicos con micropene».
Polos opuestos
También tuvieron tiempo de hablar de sus relaciones pasadas: Virginia le explicó que habÃa dejado a su novio el año pasado, y él aprovechó por hacer unos comentarios que no le gustaron: «creo que es muy tÃpico de chica dejar. Suelen dejar más las chicas que los chicos», le dijo. «Ellas son las que deciden. El chico propone y ella dispone«, decÃa en una sala aparte.
Ella no estaba de acuerdo: «Si no le gustas a una chica te va a dejar, y si no le dejas a un chico te va a dejar, y aquà todos felices y contentos». Sobre si habÃa sido infiel alguna vez, él confesó haber sido «infiel de pensamiento», algo que, en las palabras de Virginia, le habÃa dado «repelús«.
En un momento determinado de la cita, Virginia le preguntó que habÃa pensado de ella en un primer lugar: «no he venido con exigencia máxima, para conocer a alguien cualquier persona es interesante para un par de horas». Al escucharlo, ella le soltó: «¿Te parezco fea entonces?«, pero se lo tomó a risas. El momento de la decisión final fue un resumen de todo lo que habÃamos visto en la cita.
NO OS LA PODÉIS PERDER:
¿Qué os ha parecido la cita entre AnÃbal y Virginia?
Si os ha gustado este artÃculo recordad que más abajo podéis disfrutar de otros que, con casi total seguridad, os resultarán igualmente entretenidos… o eso esperamos, porque la verdad es que los hemos hecho con mucho cariño.
Fuente: cuatro