La impactante historia de una profesora sobre lo que está viviendo este año con un alumno

Maite Alejandre, tuitera y profesora de matemáticas de un instituto, ha compartido recientemente un hilo que ha removido conciencias. Ella cuenta su experiencia con un alumno de este año que tiene “un diagnóstico de varias dificultades que fueron detectadas muy pronto”. Lo que para muchos docentes podría ser una barrera, para ella ha supuesto una razón más para dedicarse a lo que se dedica.

“Este curso me está pasando algo que no me había pasado nunca”, empezaba contando la profesora en su hilo. Relataba que, nada más empezar el curso, la madre del joven con dificultades pidió una tutoría con ella y, desde entonces, se pusieron a trabajar codo con codo.

En aquella primera reunión, la madre del chico le contó cómo trabajaban en casa, de tal forma que ella pudiese adaptar esa metodología que, por lo visto, les funcionaba: “Tratar el contenido con anticipación. Diseñar proceso de afrontar los ejercicios. Que cada paso estuviera conectado con el anterior y hacerle siempre las mismas preguntas”“Nunca podré agradecerle lo suficiente esa llamada”, aseguró la profesora.

Uno de los temas más importantes que tocaron fue el tema de los exámenes: “le tenía miedo a los exámenes porque se ponía muy nervioso al no darle tiempo por su manera de trabajar”, explicó la docente.

A partir de ese momento, ambas empezaron a trabajar juntas en un método en el que el alumno se sintiese cómodo y pudiese seguir el temario. Ella le mandaba el contenido de las clases de forma secuenciada, además de pasarle todo el material necesario para que ella, en casa, pudiese seguir el temario y así ayudar a su hijo; la implicación de la madre era absoluta.

“Los exámenes no tienen valoración numérica. Le pido que haga, tranquilamente», detalla Alejandre. «Casi todos los ejercicios de su examen son los mismos que el examen ordinario, pero secuenciados como los ejercicios que ha trabajado», detalla.

Ella está pendiente durante los exámenes por si se dispersa, momento en el que interviene, con calma, y hace que retome la actividad. «Corrijo el examen repartiendo entre lo que ha hecho”, especifica en relación a su método para valorarlo.

Gracias a todo esto, este pasado lunes el joven pudo realizar su examen completo: “Le han sobrado unos minutos y hemos gestionado con tranquilidad que le haya sangrado la nariz en medio del mismo teniendo que salir al baño porque no paraba de salirle sangre”.

La maestra destacaba especialmente la implicación que había tenido la familia en este caso ya que, lamentablemente, no suele ser lo habitual: “nunca antes había tenido al otro lado una familia tan implicada y que haya facilitado tanto mi trabajo», señalaba.

Al final de su hilo, invitaba a una reflexión sombre los ratios de alumnos y profesores de los que estos últimos tanto se quejan. Ella, con esta experiencia, ha podido comprobar la importancia de la otra parte de la ecuación: “Su clase es de 23 y puedo atenderlo como necesita porque su familia está al otro lado”.

A vosotros, ¿qué os ha parecido toda esta historia? 

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Fuente: El Huffpost.

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