Conoce la terrorífica historia de Pete, el hombre que ya no puede volver a cerrar sus ojos

Los retoques están a la orden del día. Cada vez son más las personas que optan por modificar alguna parte de su cuerpo, en parte por la presión que hay por la imagen personal a raíz de la exposición en redes sociales, pero también gracias a los avances tecnológicos y, por lo tanto, al abaratamiento de estos procedimientos. Y es que nunca había sido tan fácil quitarse las arrugas de la cara, ponerse unas cuantas tallas más de pecho y que parezca que tienes nalgas.

El problema es que el resultado no siempre es el deseado. Todo procedimiento clínico tiene un riesgo y, en ocasiones, las consecuencias pueden ser verdaderamente terroríficas, sumergiendo tu vida en algo muy parecido a un infierno. Y hoy hablaremos de uno de esos casos.

Y es que la historia de Pete Broadhurst es de película de terror. Hace unos años, este hombre se sometió a un retoque estético en la cara que lo dejó con secuelas de por vida. Lo que tenía que ser un procedimiento sin demasiado riesgo acabó por dejarlo con los párpados inferiores permanentemente despegados del globo ocular, por lo que no puede cerrarlos nunca más.

Toda esta pesadilla comenzó para Pete en 2011, cuando se gastó unas 11.000 libras en un procedimiento estético que tenía como objetivo reducir la hinchazón de sus mejillas, cosa que le producía algo de complejo físico.

Para hacer frente a esta modificación, Pete se sometió a un estiramiento de cuello, una blefaroplastia debajo de los ojos y una rinoplastia, todo a la vez, en una cirugía que duró más de 9 horas.

Al parecer, cuando Broadhurst  se despertó de la cirugía, notó inmediatamente que algo no estaba bien: “Parecía que me habían golpeado. Fue horrible y no podía cerrar los ojos. Estuve enfermo toda la noche y mientras dormía. El día después de la cirugía deseé no haber ido nunca”.

Al principio, los médicos encargados de la cirugía le aseguraron que esto era un efecto secundario del procedimiento y que, en breves, acabaría recobrando la normalidad en la cara… pero no fue así: no pudo volver a cerrar los ojos por completo desde entonces.

Lo que Broadhurst desarrolló después de la operación fue una dolencia conocida como ectropión, una condición en la que los párpados se separan de forma permanente del glóbulo ocular, impidiendo el cierre completo del ojo y, por lo tanto, provocando una serie de problemas importantísimos.

Ya no es solo que este hombre no pueda ver bien, sino que no puede conducir, tiene que estar constantemente hidratándose los ojos  y no puede si quiera distinguir las expresiones faciales de las otras personas debido al deterioro del ojo.

La única forma que tiene Pete de mantener sus ojos húmedos es rociarlos constantemente con gotas y dormir con una toalla húmeda en la cara para que no se le resequen por la noche. Él mismo explicó que, durante un tiempo, se los cerraba con cinta adhesiva para poder dormir.

Él ya ha perdido toda esperanza de poder recuperar una visión normal, por lo que, ahora, se dedica a concienciar a las personas sobre los posibles efectos secundarios de los retoques estéticos, sobre cómo hay que informarse bien antes de hacerse cualquier cosa y, sobre todo, acudir siempre a profesionales acreditados.

A vosotros, ¿qué os ha parecido toda esta historia? 

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Fuente: La Vanguardia.

Por último, esperamos que este erizo te alegre el día: