José, de 53 años, confesaba haber decidido visitar el restaurante del amor porque «no se acostumbraba a estar solo» tras haber pasado un año viviendo en el Pirineo leridano. Buscaba una mujer que fuera «buena persona, que le guste arreglarse, que sea coqueta, ordenada» y «que tuviera culo, sobre todo, que no fuera culo plano«.
Su cita era Elena, una barcelonesa de 49 años que buscaba a una persona normal «ya que no es lo más habitual» y activa «que estuviera dispuesta a salir y a hacer cosas«.
Ya en la mesa, parecía que la conversación fluía… pero sobre todo por parte de José, que no paraba de hablar. «Hablaba mucho y no estaba interesado en mí, no sé si porque estaba nervioso o porque está muy solo y no se comunica con los demás«, expresaba Elena.
Incompatibilidades patentes
Ambos también hablaron sobre sus experiencias pasadas en el amor: Elena, con dos hijas, llevaba 15 años divorciada y mantenía una buena relación con su expareja. José, en cambio, afirmaba que podía hablar por teléfono con su expareja, pero reconocía que había pasado poco tiempo desde su separación. «Yo creo que José no está todavía recuperado ni preparado para tener una relación, creo que debe arreglar su vida, estabilizarse, buscarse un trabajo, sentirse bien con él mismo y luego buscar una pareja«.
También hubo un hueco para hablar de política, en lo que tenían opiniones contrapuestas: mientras que Elena era de izquierdas, José era de derechas, algo que sorprendió a Elena, ya que José recibía una pensión de minusvalía y pensaba que «a lo mejor con la derecha no tendría esa paga«. Finalmente, prefirieron dejar el tema a un lado.
La hora del baile
Fue entonces cuando Matías animó a los comensales a bailar al ritmo de la música y José empezó a hacer unos comentarios muy desagradables que no gustaron nada a Elena. Neferyt, una comensal de otra mesa, hizo un baile que cautivó toda la atención de José soltando frases como: «Este habrá pedido que tenga tetas y culo», «qué pechonalidad y qué pezones», «daban ganas de arrimarse a la chica» o «ha sido muy excitante». Elena no daba crédito y no tenía palabras para describir su reacción, pero su cara era un poema: «me he quedado…»
Por si fuera poco, José le comentó a Elena que la chica más guapa del restaurante era «la camarera novia del argentino«, haciendo referencia a Lidia Torrent.
Enmendando el error
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Fuente: cuatro
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