Lamentablemente, el amor, en muchas ocasiones, suele venir de la mano del engaño. No son situaciones agradables, pero lo cierto es que la mayoría de los que estamos leyendo estas líneas, muy probablemente, hemos sido víctimas (o verdugos) de una infidelidad.
No existe una fórmula infalible para saber que nuestra pareja nos está engañando, pero sí podemos fijarnos en algunos factores que pueden indicarnos que, como mínimo, algo podría no estar yendo del todo bien. Como siempre, no se trata de convertirnos en unos tóxicos paranoicos y, si vemos cosas raras en nuestra pareja, lo mejor es hablarlo con ella y tomar la decisión que mejor convenga a ambas partes.
Paranoia en las redes
Cada uno debe tener su espacio para todo en esta vida, incluidas las redes sociales. Algo que no debes hacer NUNCA JAMÁS es revisar el teléfono de tu pareja o meterte en sus perfiles privados, eso que vaya por delante. En lo que sí puedes fijarte es en si tu pareja, ahora, presta más atención a cualquier cosa que le notifique su teléfono que a ti. Estamos hablando de algo notorio, que se repita cada día y que represente una marcada diferencia respecto a un punto anterior de la relación. Lo mejor, como siempre es sentarse a hablar, porque puede ser cualquier cosa.
Parcelas vitales herméticas
Una pareja saludable es aquella que respecta sus espacios privados: estar juntos no implica estar mezclados en absolutamente todo lo que hagamos. Una cosa que sí puede delatar que algo podría no estar yendo bien es que, de repente, nuestra pareja tenga algún aspecto de su vida del que no quiera que sepamos absolutamente nada. Puede ser una nueva actividad que quiere mantener completamente al margen y que, al nosotros preguntarle por ella, nos conteste con evasivas e, incluso, con ira. Nuevamente, lo mejor es hablar del tema y preguntarle el motivo de tal hermetismo, siempre dejando claro que nuestra intención es, simplemente, entender la situación.
Las excusas…
Podemos fijarnos también en si, de un día para otro, nuestra pareja no para de buscar excusas para no hacer nada con nosotros. No se trataría de algo puntual, sino de algo que se perpetúa a lo largo de un tiempo. Cada uno tiene que poder hacer por separado lo que quiera, pero si nuestra pareja empieza a no querer hacer NADA con nosotros, podría ser una mala señal. Nada que no se pueda aclarar con una sana conversación.
Los pequeños despistes
Si encuentras, sin querer, objetos en la colada, como ropa interior que no es ni tuya ni de tu pareja, incluso algunas ‘manchas sospechosas’ en, por ejemplo, el cuello de las camisas… puede que algo raro se esté gestando. Nuevamente, una conversación a tiempo arregla muchas cosas y podría tratarse de, simplemente, una confusión.
La frialdad en la cama
Una bajada de lívido sexual podría tener que ver con una situación de estrés laboral, una etapa diferente en la vida y otras cosas por el estilo. Evidentemente, también puede deberse a que tu pareja ta no encuentre la satisfacción sexual que necesita en ti. Con todo lo que tiene que ver con la vida íntima de la pareja, lo mejor es hacer un par de cafés y ponerse a hablar del tema, con delicadeza, pero mostrándote abierto a querer aportar lo mejor de ti para, en caso de que sea posible, mejorar la situación.
Te la encuentras en la cama con otrx
Si están desnudos en la cama, sudados y con los ojos abiertos como platos al verte llegar… puede que también necesites una buena conversación (y un pañuelo para llorar).
A vosotros, ¿qué os ha parecido todo esto?
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Fuente: un poco de sentido común.
Por último, esperamos que este erizo te alegre el día: