Nuestra sociedad se compone de constructos estereotipados que, a grandes rasgos, suelen representar las conductas más habituales de la misma pero que, cuando vamos al detalle, por lo general, nunca se cumplen. Es curioso, pero es una prueba más de lo peligroso que es generalizar. Con el tema de las familias y los roles que hay en las mismas, por lo general, suele pasar lo mismo.
Las figuras paternas y maternas suelen estar ‘endiosadas’ en las culturas occidentales. en según qué partes (en la mayoría, em atrevería a decir), parece que los padres y las madres no puedan equivocarse nunca y que, todo lo que digan sea la verdad emanando pura e incorruptible, pero esto, evidentemente, no se ajusta a la realidad. Y es que, padres, hijos o abuelos, todos somos humanos y, por lo tanto, metemos la pata día sí, día también.
Esto provoca que, en muchos casos, nos veamos sumergidos en relaciones parentales tóxicas de las que no salimos porque no: porque la familia es la familia y, por algún motivo, no podemos criticarla y, m,ucho menos, separarnos de ella. Pero es que la familia, como tal, no existe: es una agrupación de individuos, cada uno con sus virtudes y sus carencias.
Jeffrey Bernstein es un reputado psicólogo que se ha especializado en el tema de las relaciones familiares. Él suele ver siempre un mismo patrón en sus pacientes: personas que se sienten culpables por haber dejado de hablar con hermanos, tíos, primos y hasta padre porque, de una forma u otra, les hicieron daño.
Y es que, en nuestra sociedad, en nuestra cultura popular, la figura de la familia está completamente idealizada. La familia no siempre es una fuente de amor, compañerismo y risas, sino que, en ocasiones, es todo lo contrario.
Y es que las relaciones tóxicas, en caso de que no se puedan ‘arreglar’, se tienen que cortar por lo sano si no queremos que nuestra vida se convierta en un auténtico infierno. Ya sean padre so hermanos, lo mejor es no rodearse de personas que hacen de nuestra vida un lugar peor.
Laura Evelia Torres Velásquez, una reputada psicóloga mexicana, explica que los vínculos con nuestros padres son intrínsecos y necesarios hasta cierto punto. Con terapia familiar muchas cosas se pueden solucionar. Pero, en caso contrario, la única solución puede ser dejar eso atrás. Y mucho más si hay situaciones de violencia y abusos.
Cuando las relaciones paternofiliales se rompen por temas que no tienen que ver con abusos o violencia, puede que exista algún tipo de solución pero, en caso contrario, está muy lejana, por no decir completamente ausente. Reestructurar límites y asumir el perdón con toda la responsabilidad afectiva que este implica.
Cuesta aceptar que una relación entre familiares sea irreconciliable, pero determinada cantidad de heridas y resentimientos pueden enquistarse hasta el punto de que sean irreversibles… por más que sea algo con tus padres o con tus hijos (puede darse en ambas direcciones).
Por lo general, el primer paso para dar con una solución, sea en la dirección que sea, es acudir a un profesional de la psicología (pero uno de verdad, no un magufo de esos que están tan de moda). Detectar los problemas individuales suelen marcar el camino para ir llegando al núcleo del problema que, en este tipo de casos, suele estar relacionado con los mencionados problemas familiares.
Hablar de los problema familiares es importante para acabar con ese tabú existente en la conformación tradicional de las familias. Y nos ahorraremos muchos problemas (o parte de ellos).
Y si queréis ver el extremo al que puedo llegar la toxicidad, os recomendamos que veáis ‘You’, la serie de Netflix donde conoceréis al super mega ultra tóxico de Joe:
A vosotros, ¿Qué os ha parecido todo esto? ¿Alguna vez habéis vivido algo parecido?
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Fuente: VIX.
Por último, esperamos que este erizo te alegre el día: