Un viernes por la mañana cualquiera, una ballena jorobada estaba nadando tranquilamente en la playa de Herring Cove (perteneciente a la costa de Provincetown, Massachusetts). En esta época del año suele reunirse allí en grupo con más ballenas de su especie en busca de anguilas de arena con las que alimentarse. Ese viernes, sin embargo, algo especialmente desagradable se le metió en la boca. Se trataba de un pescador llamado Michael Packard, de 56 años, que se encontraba en aquel momento buceando por el mismo lugar para pescar langostas.
Pensábamos que solo era cosa de historias bíblicas como la de Jonás o de los cuentos de hadas. En ‘Pinocho’, por ejemplo, una ballena se traga al padre del protagonista, Geppetto, que posteriormente logra salir ileso y volver a tierra. En todo caso, si hubiésemos pensado que algo así podía pasar en la vida real, jamás habríamos acertado con el final de la historia…
Según la radio de noticias local WBZ-TV, el pescador sintió cómo todo se volvía negro y pensó: «Oh, dios mío, estoy en la boca de una bella y está intentando tragarme». Como cualquiera de nosotrxs hubiese hecho, Packard creyó que había llegado su final. Lo que el hombre no sabía es que la ballena no tenía ninguna intención de tragarle. Tal y como informan en Whalefacts.org, la mayoría de especies de ballenas no poseen gargantas preparadas para tragar piezas del tamaño de un ser humano adulto.
Así que, en realidad, el cetáceo debió pasarlo bastante mal durante esos 40 segundos en los que mantuvo a Michael en la boca. Según la directora de Estudios de Ballenas Jorobadas en el Centro de Estudios Costeros en Provincetown, se trató definitivamente de un accidente.
Peter Cokeron, científico principal del Acuario de Nueva Inglaterra, añadió que era algo muy inusual. Si bien es cierto que las ballenas jorobadas se alimentan de un trago, abriendo mucho la boca para absorber lo que sea que se encuentren sin poder ver lo que hay frente a ellas, hay poquísimas posibilidades de que un ser humano se halle en su entorno más cercano en ese preciso instante. Lo que sí suelen encontrarse, desgraciadamente, son redes de pesca en las que pueden quedar enredadas.
El final de la historia
Afortunadamente para el hombre (y también para la ballena en este caso), estos animales ‘filtran’ lo que les sobra a la hora de comer. Lo más grande que podrían engullir sería algo del tamaño de un melón, así que, efectivamente, la ballena de esta historia finalmente escupió al pescador. El capitán Joe, que presenció el espectáculo, declaró: «Vi a Mike salir volando del agua con los pies por delante con las aletas puestas y aterrizar de nuevo en el agua. Salté a bordo del barco. Lo levantamos, le quitamos el tanque. Lo subí a la cubierta, le calmé y él dijo: ‘Joe, estaba en la boca de una ballena'».
El hombre fue trasladado a un hospital local, aunque fue dado de alta el mismo día porque solo tenía algunos moratones. Es consciente de que estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado y de que debería dejar tranquilas a las ballenas en su hábitat natural. Desde aquí esperamos que el animal tampoco haya sufrido lesiones graves en la garganta.
Y es que el mar está lleno de animales increíbles… sino, solo tenéis que echarle un vistazo a este ‘tiburón duende’:
¿Sabías que algo así ya ocurrió en 2019 en una playa de Sudáfrica? ¿Pensabas que era posible salir ileso de una experiencia como esta?
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Fuente: Esquire.com
Por último, esperamos que este erizo te alegre el día: