Existen muchos tipos de ‘no monogamias’: las relaciones comúnmente llamadas abiertas, las parejas swingers, el poliamor… Y todavía hay más, pues dentro del poliamor podemos encontrar la anarquía relacional, el poliamor jerárquico, el poliamor no jerárquico etc. Pero más allá de las etiquetas (que a veces son importantes porque sirven para visibilizar ciertas realidades), las ‘no monogamias’ podrían definirse como modelos relacionales que intentan romper con el sistema de pensamiento que sitúa a la pareja en el centro de nuestra vida y nos convence de que uno de los pilares más importantes de este tipo de relaciones es la exclusividad afectivo-sexual, entre otras cosas.
Aunque es importante entender también que cada relación es un mundo y tiene sus propios códigos y dinámicas según las personas que la compongan, podemos hablar de algunas características comunes que tienen todas las ‘no monogamias’ para que descubras si, quizás, todo esto puede ir contigo:
La clave está en la comunicación
La comunicación es importante en todos los tipos de relaciones interpersonales de nuestra vida (y en todos los aspectos de la misma). Sin embargo, las ‘no monogamias’ le prestan especial atención a este tema, porque se entiende que hemos crecido sin la suficiente educación emocional como para haber llegado a aprender comunicarnos de forma sana, honesta y asertiva con las demás personas. En algunas relaciones de este tipo, puede acordarse y consensuarse no saber nada de las relaciones sexo-afectivas que establecen sus miembros con otros/as, pero para llegar a eso también es necesaria una buena comunicación. Hablar de cómo nos sentimos, de qué esperamos y preguntarle a la otra persona lo mismo es una de las claves para que una relación (de cualquier tipo) funcione.
¿Dónde está mi ‘media naranja’?
A veces nos pasamos años creyendo que algún día aparecerá nuestra media naranja o nuestra alma gemela. Cuando pensamos que ha llegado, lógicamente, esperamos que esa persona nos complete y nos lo dé absolutamente todo. Craso error. Cada persona de nuestra vida nos aporta cosas diferentes, y desde luego es imposible que una sola persona pueda abordar todas nuestras necesidades y cumplir todos nuestros deseos: para ello están las amistades, la familia y, en el caso de las ‘no monogamias’, también pueden estarlo otras personas con las que se mantengan vínculos sexo-afectivos.
Desromantizar los celos
Si bien debemos intentar que los celos dejen de romantizarse de una vez por todas y en todas partes, pues está demostrado que solo conducen a discusiones y malos tratos, las personas que establecen relaciones ‘no monógamas’ tienen bastante claro que los celos no son sanos ni románticos en ningún caso. Por ello, intentan gestionarlos y trabajarse en este sentido. ¡Y por supuesto que también sienten celos! ¿Cómo no sentirlos si en nuestra prácticamente nula educación afectivo-sexual siempre se han normalizado? La cuestión es poder hablar de ello abiertamente con la otra persona para que, en conjunto, se lidie con las inseguridades y se superen los miedos propios y ajenos.
No se trata de una moda
Que no te engañen: las relaciones ‘no monógamas’ no son una moda… y no hay nada natural en ser monógamo/a. Desde tiempos inmemorables, las personas se han relacionado a este nivel de muy distintas formas. De hecho, depende de la parte del mundo en la que estemos, entendemos de maneras diferentes las relaciones y el amor. Han sido instituciones como las religiosas, culturales, económicas y políticas, entre otras, las que históricamente se han dedicado a establecer sistemas morales que nos han hecho ver como única opción viable la conjunción de la heterosexualidad, el monosexismo y la monogamia.
Y tú, ¿con qué tipo de modelo relacional te sientes más cómodo/a? ¿Qué consejos le darías a alguien que está empezando en una relación ‘no monógama’?
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Por último, esperamos que este erizo te alegre el día: