Todas y todos hemos crecido viendo películas románticas (y no tan románticas) en las que los protagonistas se enamoran de forma simultánea, instantánea y para siempre. Al haber consumido este tipo de relatos culturales tanto en el cine como en la televisión -así como fuera de ella-, es lógico que hayamos caído en esa búsqueda incesante del llamado «amor a primera vista» y en la romantización del «flechazo».
Lo que dice la ciencia
La revista estadounidense de divulgación psicológica «Phsycology Today» acaba de publicar un estudio que ha bautizado esa tendencia a enamorarse rápida y fácilmente como «emoofilia» (atención: no confundir con «hemofilia»). En dicho estudio participaron 450 personas que reaccionaron a los rasgos de la supuesta «pareja romántica ideal» y al «atractivo» de varios perfiles de citas.
Seguramente muchas y muchos nos sintamos identificados con este «comportamiento». Y es que, en realidad, es muy habitual que nos sintamos enganchados a esas sensaciones de emoción y nervios (las famosas mariposas en el estómago), pues son sensaciones gratificantes que producen la suficiente dopamina en nuestro cerebro como para querer más y más. Además, con el auge de las apps de citas en los últimos años, se ha acentuado esa cultura de la inmediatez también a nivel sexoafectivo.
Lo queremos todo y lo queremos ya. Hablar un poco con esa persona que está al otro lado de la pantalla, quedar para tomar algo, tener sexo y enamorarnos, aunque prácticamente no nos conozcamos. Y sí: lo que sentimos es real, pero es cierto que quizás deberíamos pararnos a reflexionar sobre qué consecuencias negativas puede tener la llamada «emoofilia», que bien podría entenderse también como uno de los muchos componentes del amor ‘hollywoodense’.
Según uno de los investigadores del estudio, una de esas consecuencias negativas es el hecho de no ver la posible toxicidad que la persona con la que nos relacionamos pueda traer a nuestra vida. Y es que en realidad es bastante lógico que, si todo va a una velocidad demasiado alta y no conocemos a la otra persona, pasemos por alto esos aspectos incompatibles o inconvenientes para nosotros.
Dicen los expertos, además, que quienes tienden a implicarse emocionalmente de forma rápida y fácil suelen hacerlo de personas con rasgos narcisistas. Si bien todas y todos tenemos ese tipo de rasgos, las personas con niveles de narcisismo más altos suelen reunir las características de lo que los investigadores llaman la «tríada oscura»: asunción de riesgos, insensibilidad y manipulación.
Si una persona así empieza a conocer a alguien con una baja autoestima, fácilmente manipulable y con dificultad para poner límites en sus relaciones, puede llegar a construirse una relación altamente tóxica, en la que por lo menos una de las dos personas acabe perdiéndose a sí misma. Por ello es tan importante no fiarnos de los mitos del amor ‘hollywoodense’, rodearnos de personas que nos apoyen y priorizar los cuidados en las relaciones personales.
Y tú, ¿te consideras emoofílico/a? ¿te ha traído consecuencias negativas?
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Fuentes: Código Nuevo, Phsycological Consulting
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