La mujer más fogosa y el chico con más autoestima de First Dates se dan un beso de película

Erik llegaba al restaurante de ‘First Dates’ desde Tarragona con la confianza por las nubes. «Yo me miro al espejo y me follaba. Soy una persona que lo trabajo en el gimnasio cada día. Es como si tienes un Ferrari en la puerta de tu casa y lo tienes tapado. Lo que haces es enseñarlo. Pues yo, lo mismo«, decía solo entrar al programa.

Él confesaba haber sido un golfo en el pasado, exceptuando a la que es la madre de su hijo, y se mostraba abierto a encontrar el amor. «Yo tengo que tener sexo día sí y día también, lo necesito«. ¿Su perfil de chica? «Bastante parecida a mí. Fitness, buena dieta, simpática, graciosa«.

Su cita era Sana, una brasileña residente en Madrid con algo muy claro: «A la hora de ligar no tengo ningún problema porque me sale solo. Yo cuando salgo tengo que salir pibón. Si no llamo la atención, me quedo en casa».

Mucho por conocer

Mientras esperaban a pasar al restaurante, él aprovechaba para repasar sus ‘rolletes’ internacionales. «Nunca había tenido trato con una brasileña. He estado con colombianas, alemanas, francesas…«. Lidia Torrent, al escucharlo, le preguntaba a Sana si había estado con españoles. «Es un terreno que ya conoces«, algo que ella afirmaba.

La primera impresión era muy buena, «por ahora«, matizaba ella. Faltaba conocerse un poco mejor en la mesa.

Miradas que hablan

Ambos empezaron a entablar conversación sobre sus profesiones y sobre sus experiencias. «Se le ve bastante hombre, no es el típico niño. Me ha transmitido bastante confianza«, declaraba ella.

Él la miraba, algo que a ella le ponía un poco nerviosa y no dudó en decírselo. «La mirada que tiene es para mirarla, y el cuerpo que tiene la verdad es que me encanta. Por eso miro«, decía él ante las cámaras.

La conversación se calienta

En un momento determinado, Erik iba al grano y le preguntaba si le gustaba. «Eres guapo y sabes que eres guapo«. Él no dudaba en echarse flores: «Pero siempre está bien que te lo recuerden«. Ahora era ella quien, en privado, reconocía lo que no le gustaba: «A mí me gusta que me diga que soy guapa, pero el tipo de hombre que hace la pelota y baboso, no«.

Erik decidía ser directo otra vez y le preguntaba por el sexo. «Me puedo llevar muy bien contigo pero si a la hora de la verdad no nos compenetramos en la cama, es tontería«. Sana estaba completamente de acuerdo. «Necesito una persona que me dé caña«, decía ella. «Yo te doy toda la caña que tú quieras».

No se mordía la lengua

«Tengo una lengua que gusta mucho. Con el piercing y todo eso a las niñas les encanta». Erik le preguntaba sobre la posibilidad de desplazarse de Madrid a Tarragona para verse (y viceversa), y ella declaraba hacerlo «encantada»… así que la cosa pintaba bien.

Luego fueron al reservado y se animaron a jugar con los papelitos que prepara el programa. «Beso eterno«, le salió a ella, y ambos se fundieron en un beso. La decisión final…

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Fuente: cuatro

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