Del ‘ir despacio’ a venirse arriba en el reservado: ella tiene que frenarlo

José Antonio llegaba al programa definiéndose como «muy coqueto» y confesando que, en el amor, no le había ido del todo bien. «Soy un poco mujeriego. Suelto tengo peligro He sido picaflor, soy un culo inquieto. Porque estamos en pandemia que sino estaría los fines de semana en la discoteca«. Sin embargo, rápidamente decía que «quería una estabilidad«. Sobre las chicas, le gustaban «que entraran por los ojos», «cariñosas» y «atentas», y que, «no le vendan la moto«.

El programa lo juntó con Yanina. «Soy muy pasional, me gusta el cariño, que me mimen, compartir cosas con mi pareja y que los dos a la vez tengamos libertad«.

Coincidían en todo

Ya en la mesa, ambos estaban encantados con los orígenes del otro. «Como una chica andaluza no hay nada, y más con la que me ha tocado«, decía él. «Me ha parecido un chico muy como yo, físicamente me ha llamado la atención que sea igual que yo; tatuajes, piercings… eso me ha encantado«, declaraba ella en una sala aparte..

Viento en popa

«Últimamente, con los chicos que he hablado siempre han ido a lo mismo, muy al tema sexo y al final me aburre. Quiero una persona con la que poder hablar, tener experiencias, otras cosas«.  Él estaba completamente de acuerdo y, en un ataque de sinceridad, le explicaba; «yo he sido picaflor y acaba aburriendo«.

Yanina se identificaba mucho con él y su forma de pensar en el pasado. «Yo también he sido igual cuando he estado sin pareja y lo entiendo. Creo que a los dos nos gusta mucho el contacto, conocer gente, que siempre haya una persona. Que haya sido picaflor no me importa«.

Otro aspecto en el que coincidían era en la gran importancia que tenía el sexo en sus vidas. José Antonio, aprovechando el tema, no dudó en preguntárselo y Yanina tenía una cosa muy clara: «A mí me gusta mucho el sexo también, y en algún momento he podido pensar: ¿y si soy ninfómana?«.

Echa el freno…

El siguiente paso sería ir al reservado donde los dos se dejaron llevar. Yanina, al principio, le echaba el freno porque notaba que él iba ‘al grano’. «Yo quiero ir poco a poco. No quiero adelantarme a nada. Te quiero conocer hoy tranquilamente y ya está«, le decía.

José Antonio, comprensivo, pensaba igual. «Lo veo bien. Venimos a conocer al amor pero tampoco venimos a comernos la boca como si fuera el patio del colegio«. Pero lo que se acabarían comiendo son sus palabras… y otra cosa.

Los dos empezaron a bailar al ritmo de la música, se arrimaron… y, de repente, sus labios se rozaron y una cosa llevó a la otra. La decisión final… AQUÍ LA PODÉIS VER:

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Fuente: cuatro 

Por último, esperamos que este erizo te alegre el día: