12 imágenes que demuestran que un mal día lo puede tener cualquiera

¡Ah, no! Que no es un jacuzzi. A juzgar por la espuma derramada, lo parecía. Lo que sí está claro es que habrá que comprar una nueva lavadora porque esta ya no funciona bien.

A más de uno le habrá pasado esto, con la purpurina, con la sal, la pimienta… Es más común que ocurra esto a que no se te caiga nada.

Vete haciendo a la idea de que este cepillo no deberías utilizarlo nunca más. Al principio, la foto parecía una doble escobilla, pero ya os podemos ir diciendo que no.

Es un buen momento para utilizar las gafas de realidad virtual. Sin embargo, no hagáis lo que hace esta mujer, no rompáis la televisión.

Puede parecer que estés totalmente jodido, pero no. Es un día de mala suerte, pero la ley dice que el billete debe de romperse totalmente para que no te lo acepten, así que podéis utilizarlo igualmente.

Si la cena te hacía especial ilusión, no te desesperes. Esto pasa, muy pocas veces, pero pasa. No intentes recuperar el sushi que ha caído, que nos conocemos. Puede contener pequeños trozos de cristal y puede resultar muy peligroso ingerir cualquier alimento que haya estado en el trágico accidente.

Al partir el pan en dos trozos te das cuenta que no hay nada más que dos pedazos de hueco y que no hay molla más allá que aire. No ha sido ninguna plaga de ratones, simplemente una estafa de la panadería.

Esto ha pasado con la cartas del UNO, pero a quién no le ha ocurrido dejarse en los bolsillos de los pantalones las tarjetas, billetes o papel para los mocos. En cualquier caso, la lavadora ha quedado para echarle una buena limpieza con tanta carta.

Si te lo regala una persona que te gusta mucho, no significa que se acabe el mundo. Simplemente tendrás una buena amistad. Ya sé que no es lo deseado, pero es lo que hay. Sal a la calle y ve a conocer más gente, y enséñale el premio que has ganado. Pero cuando acabe la cuarentena.

Qué vistas tan hermosas, su paisaje, sus nubes, su… su nada. Este hombre ha pagado de más por estar en ventanilla y lo único que ve es la ventanilla de la persona que se sienta delante de él. Vaya fracaso de viaje.

Este pavo está más que rostido. El color carbónico que tiene hace ver que se le ha pasado un pelín. Vaya día más idóneo para no estar atento al horno. Para la próxima vez, seguro que lo encargan para hacer.

Tenía buena pinta, hasta que salió por los aires y acabó en el techo de la cocina con todo manchado. Lo peor es todo lo que hay que limpiar, aparte de no poder comérselo, claro.

¿Os ha ocurrido alguna vez este tipo de desastres? ¡No dudéis en contarnos vuestra experiencia!

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Fuente: Segnorasque