En muchas ocasiones, cuesta muy poco hacer las cosas mejor; no bien, sino ir un paso más allá. Si todos pusiésemos de nuestra parte, haríamos de este mundo un lugar mejor. ¿No sabes cómo hacerlo? Pues aquí os traemos unos cuantos ejemplos de personas que, con pequeños gestos, consiguen mucho (muchísimo).
1La pediatra
Mucha gente de mi gremio se limita a atender a los niños y ya… pero yo intento jugar un poco con ellos para hacerles más amena la visita. ¿A quién le gustaba ir al médico de pequeño?
2Los regalos
Mi marido creció en una familia con mucho dinero y yo, por mi parte, tuve una infancia de lo más modesta. Esto hace que él no entienda por qué cada año hago regalos a todos nuestros amigos. La verdad es que intento dar ejemplo para que todo el mundo sea más agradecido y generoso con los demás, cosa que no nos iría mal. Este año regalaré mermelada casera.
3Las puertas
Yo soy de esas personas que siempre abre las puertas a los demás y las sostiene para que pasen.
4El efecto mariposa
Mi profesor promovió la idea en nuestra clase de que “hay que hacer cosas pequeñas con gran amor”: saludar a los vecinos con una sonrisa y dar siempre las gracias; estar agradecido y transmitir felicidad. Esto puede desatar un efecto dominó que haga que, cada vez, más personas se unan.
5Pequeñas mentiras
Mi marido se duerme antes que yo porque se despierta más temprano. Yo, por el contrario, me quedo trabajando un rato más en mi ordenador. Por lo general, se levanta de forma regular para preguntarme la hora, y yo siempre le digo una hora menos, así se va a dormir más tranquilo.
6No hay que matarlos
Cada vez que entra un animalito a mi casa (del tamaño que sea), lo cojo con cuidado y lo vuelvo a sacar al patio… ¡no hay que matarlos!
7Un poco exagerado
Siempre que un amigo me cuenta uno de sus logros, yo exagero un poco mi felicidad. El efecto siempre es el mismo: la otra persona se pone mucho más feliz. A mí ni me cuesta nada y esa persona tendrá un día mucho mejor.
8Menos es más
Utilizo plástico solo cuando me es imprescindible. Cuando puedo, además, acaricio a cualquier animal que lo necesite… y creedme que muchos lo necesitan.
9El optimismo
Trabajo como médico general y, además, soy un apasionado de la repostería. Por eso, tengo siempre un frasco lleno de galletas caseras con mensajes hechos a mano, justo encima de mi mesa. Cada vez que alguien se come una, lo que se encuentra dentro es un mensaje de optimismo. La felicidad es uno de los principales remedios para cualquier mal.
A vosotros, ¿qué os han parecido estas anécdotas? Dejádnoslo en los comentarios.
Si os ha gustado este artículo recordad que, más abajo, podréis disfrutar de otros que, con casi total seguridad, os resultarán igualmente entretenidos (o eso esperamos, porque la verdad es que los hemos hecho con muchísimo cariño).
Fuente: Genial.