Sandrine Devillard pensaba que ya tenÃa la vida solucionada al casarse con Marcel Amphoux (un hombre 25 años mayor que ella) pero, por suerte o por desgracia, le salió el tiro por la culata.
Marcel vivÃa aislado del mundo moderno y de las capitales y, para muchos, era considerado una especie de ermitaño (en parte por su aspecto extremadamente descuidado), aunque la verdad es que tenÃa una fortuna bastante importante estimada en algo más de un millón de euros.
La historia empezó cuando Sandrine, que era agente inmobiliaria, habló por primera vez con Marcel para comprarle unas propiedades que el señor de 68 años tenÃa en los Alpes suizos y que estaban valoradas en unos cientos de miles de euros.
El adinerado decidió no vender pero, para sorpresa de todo el mundo, su relación con Sandrine no terminó; de hecho, pasó a ser su nueva novia.
Como era de esperar, la relación fue muy criticada ya que en muy poco tiempo se casaron y la gente pensaba que todo se trataba de una manipulación por parte de Sandrine. Cosa que se veÃa reforzada por el hecho de que, pese a que Marcel seguÃa viviendo en «las montañas» sin luz o electricidad, Sandrine vivÃa acomodada en ParÃs.
La crÃticas fueron tantas que Sandrine decidió callar bocas de una forma un tanto peculiar. Y es que la agente inmobiliaria realizó un vÃdeo musical donde celebraba el amor que, según ella, sentÃa por su marido.
Al cabo de un año de casados, Marcel falleció en un accidente de tráfico y, según cuentan, durante el funeral, la viuda empezó a decir que todas las propiedades eran suyas y debÃan devolver todo aquello que le perteneciese a su marido.
Sin embargo hubo un giro de guion en el último momento que dejó a Sandrine sin saber cómo sentarse. Marcel habÃa dejado toda su fortuna en herencia, pero no a Sandrine, sino a su prima, además de distribuir algunas de sus propiedades entre sus vecina. De hecho, el testamento especificaba que Sandrine no debÃa recibir ni un solo céntimo.
Lógicamente, la viuda no estuvo contenta con esto e intentó disputar dicho documento en los tribunales diciendo que los herederos habÃan extorsionado a Marcel, pero los tribunales franceses dictaminaron que el documento era genuino y que Marcel desheredó a Francine antes de morir.
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Fuentes: vanguardia