En un lado de la mesa, tenÃamos a ElÃas, un murciano de 46 años dedicado de forma casi exclusiva a la agricultura ecológica. Afirma que la gente que lo conoce dice de él que es un hombre «hereje, incluso algo rebelde», gracias al estilo de vida ‘liberal’ que lleva. «Mi ideal de vida serÃa vivir en comunidad, en eco-aldeas. Donde se trabajase el tema de las relaciones abiertas». Su visión de lo que debÃa ser una mujer también estaba ‘fuera del canon’: «Busco una parte más de igualdad y que la mujer se libere de que debe estar guapa. La mujer que no se quiera pintar para estar guapa, que no se pinte».
En la otra parte de la mesa, tenÃamos a Maricarmen, una madrileña de 49 que trabajaba como auxiliar de geriatrÃa. Ella, por su parte, no dudaba en calificarse de ‘hippie’: «me considero libre y tengo mi propia independencia. Me gusta la naturaleza, salir con la gente y divertirme». ¿Sobre el amor? «Soy muy independiente y busco a alguien muy independiente».
Parecen hechos el uno para el otro, ¿no?… pues lo mejor será que esperéis un poco y no os precipitéis antes de sacar ninguna conclusión.
Ya sentados en la mesa (cada uno en una silla delante de la mesa, confrontados, para ser más exactos…), empezaron a hablar de sus relaciones pasadas. ElÃas explicó que conoció a una chica colombiana con la que todo iba genial… hasta que se casó.
Maricarmen, por su parte, explicó que ella nunca se habÃa casado y que, de hecho, jamás habÃa tenido una relación demasiado formal: «He tenido parejas con las que he compartido, pero nada más. Ahora mismo las mujeres podemos ser más independientes».
Cuando tocó hablar de hijos, la cosa se empezó a liar un poco. ElÃas explicó que, en el mundo que el se movÃa, la cosa era más compleja: «TenÃa dos amigas que eran pareja y una de ellas quiso ser madre. Asà que yo me ofrecà a donarles el semen y ya está». Esto no le pareció nada mal a Maricarmen y, de hecho, le pareció, hasta cierto punto, loable: «Yo lo he visto bien».
Pero es que claro, a la que empezaron a tirar más para el pasado… saltó la anécdota que lo harÃa volar todo por los aires. ElÃas explicó que nació sietemesino, por lo que tuvo que pasar un mes y medio en la incubadora. Hasta aquà todo más o menos todo normal, pero la cosa siguió…
«Estuve, por lo tanto, separado de mi madre, por lo que tampoco me amamanté. Entonces sà que hay como un punto de carencia en ese aspecto. He hecho terapia para trabajar ese tema, como un trabajo chamánico»… y aquà se acabó la paz en la cena.
«TenÃa dos amigas que, en ese momento, estaban amamantando, asà que me puse en posición fetal y recibà leche materna»… Maricarmen intentó seguir con normalidad con la conversación, pero en privado, se soltó: «Necesita ayuda, porque no es normal. A quien se lo cuente… que se tenga que poner a mamar leche de unas amigas…».
A partir de ahÃ, la conversación siguió con cordialidad y siguieron hablando de lo liberales que eran (sobre todo él) y, al final, cuando tocó decidir si querÃan o no una segunda cita, la cosa estaba más que cantada…
A vosotrxs, ¿qué os ha parecido esta particular cita? ¿Qué habrÃais hecho en el lugar de ella? Dejádnoslo en los comentarios.Â
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