En nuestro dÃa a dÃa, hay muchos factores que hacen que estemos muy, pero que muy estresados: trabajos que no nos gustan; personas que van en el metro y llevan dos semanas sin ducharse; gente que dice ser fan de Queen ‘de toda la vida’, pero en realidad es porque acaban de ver la peli de ‘Bohemian Rhapsody’ y se han motivado más de la cuenta; y asà un largo etcétera.
Por suerte, hay algunas cosas que consiguen que nos olvidemos por completo de todas estas situaciones de máximo estrés y desesperación. La mayorÃa de distracciones son buenas, pero hay algunas que son soberbias… y es ahà donde toca hablar del programa que da fondo a nuestra historia de hoy: First Dates.
Si sois unos ávidos lectores de nuestra página web, ya habréis notado que tenemos una especial predilección por este formato, y es que es capaz de regalarnos algunas de las mejores situaciones y algunos de los personajes más alocados de la televisión contemporánea.
Hoy, por ejemplo, os traemos a José Manuel, un hombre que se presentó al programa buscando conocer a la mujer que, por fin, lo sacase de la soledad en la que estaba ‘sometido’ desde hacÃa ya unos cuantos años. Buscaba una relación seria y, por lo tanto, era muy exigente con lo que pedÃa de su futura posible pareja.
Su cita ese dÃa fue Catalina, una mujer de su misma edad que, a diferencia de José Manuel, estaba algo más pesimista con el encuentro ya que, según ella, todos los hombres con los que habÃa estado habÃan resultado unos ‘mentirosos’. Pero una pequeña chispa de esperanza quedaba en su interior y, por eso, acudió al programa.
La velada, la verdad, fue bastante mal desde el principio y podÃa verse en la cara de ambos que no habÃa ningún tipo de feeling. No compartÃan interés por lo temas que iban surgiendo y cada frase se notaba más forzada que la anterior.
Si la cosa ya iba mal de por sÃ, todo acabó de torcerse cuando José Manuel empezó a decir algunos de los comentarios más machistas que hemos podido escuchar en la historia de este programa.
Cosas como «Durante 15 años he ido detrás de todas las flores que habÃa, entonces me tengo que ir del pueblo no me puedo quedar allû, o preguntas tan ‘hermosas’ y clarificadoras como «¿Y qué tal cocinera eres?«.
Ella, tomándoselo con humor, le contestó que, a pesar de ser buena en la cocina, no tenÃa demasiado tiempo para cocinar, a lo que él respondió: «¡Vaya y yo que estaba buscando alguien para que me mantuviera!«… aquà la cena ya estaba condenada al fracaso.
Catalina no estaba nada conforme con los ‘métodos de conquista’ que estaba utilizando José Manuel, pero lo cierto es que él seguÃa insistiendo en esta vÃa y continuó hablando de su ‘ajetreada’ vida sexual y de la multitud de mujeres con las que se habÃa acostado.
Al final de la cita, cuando tocaba decidir si querÃan repetir en una segunda cita, la cosa ya estaba bastante clara. Aún asÃ, el ‘bueno’ de José Manuel consiguió dejar alguna que otra perlita para el recuerdo.
Ella lo tenÃa muy, pero que muy claro: «No quiero seguir teniendo una segunda cita contigo, hay comentarios tuyos que son un poco machistas». Pero él tenÃa una opinión muy concreta sobre el feminismo: «Creo que lo del feminismo se tendrÃa que acabar ya porque se está convirtiendo en un problema donde los perjudicados son los hombres. Entonces se está creando una corriente que es el machonismo para defendernos de las agresiones de las mujeres».
La cara de ella, al final, era todo un poema…
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