Los que hayáis visto la película de Matt Damon, Marte (The Martian), que ahora que lo veo, menuda traducción más chapucera. Pero bueno, es cuestión de la productora que elige como quiere el título. En fin, que nos vamos del tema. El caso es que los que han visto la película, seguramente recordéis cómo el protagonista cultiva patatas en Marte. Con su caca.
Es cojonudo, en serio. No solo por el concepto en sí, sino porque al final funciona. Y consigue sobrevivir durante unos dos años en la base espacial en Marte. Os cuento el argumento así rapidito: Unos astronautas llegan a Marte, hay un accidente y se dejan a Matt Damon detrás. Y como es muy apañado, pues consigue sobrevivir hasta que le rescatan, comiendo patatas cultivadas en Marte.
El caso es que esto no es tan ficticio como pueda parecer. Porque al fin y al cabo el astronauta Damon (no se llama el personaje así, pero que más da) usa sus excrementos como abono. Porque el abono es eso, no nos engañemos.
Y es que cómo poder alimentar a los astronautas en el espacio es una cuestión que las agencias espaciales tienen muy en cuenta. Porque claro, no es algo tan sencillo como pueda parecer. La falta de gravedad y las condiciones espaciales no favorecen que se pueda consumir la comida a la que estamos tan acostumbrados a nivel terrestre.
Como las misiones espaciales cuestan un ojo de la cara, también tienden a hacerlas largas y duraderas. Porque ya que te vas a gastar una fortuna, al menos hazlo a lo grande. Y, por eso, ya hay científicos en la Tierra que están investigando precisamente eso: cómo cultivar patatas y otros vegetales en Marte para dar de comer a los astronautas.
Con lo de moda que se está poniendo últimamente lo de ir a Marte, el objetivo ahora está en cómo poder alimentar a la hipotética tripulación que vaya hasta el planeta rojo. Porque, no es por nada, pero está a tomar por saco.
Tomando como referencia la velocidad del New Horizons, de la NASA, que fue la nave espacial más rápida lanzada desde la Tierra, la sonda partió a 58.000 kilómetros por hora. Si su destino hubiera sido Marte, tendría de mínimo un viaje de 39 días y de máximo 289, con un promedio de 162 días. Pues eso, chatos. 5 meses de viaje. Al menos.
Pero con la tecnología que tenemos ahora resulta imposible poder llevar toda la comida necesaria para la nave que irá a Marte en 2030. Más o menos, será por entonces cuando habrá un viaje preparado. «Una misión de seis astronautas para dos o tres años tendría que cargar con 30 toneladas solo de comida y agua. Y eso si no se ducharan.», dijo Francesc Gòdia, uno de los científicos que buscan una solución a este problema.
El cohete más potente en la actualidad, el Falcon Heavy de la compañía Space X, tiene capacidad para llevar a Marte solo 17 toneladas. Space X es la compañía que lleva Elon Musk, que a su vez es el creador de Tesla. Un genio este hombre. Es una pasada. Aunque es algo, vamos a decir, especialito. Pero bueno, la gente brillante suele serlo.
Gòdia sigue: «A partir de verano conectaremos también una nueva tripulación de ratas, durante seis meses». Será la primera vez que se enlacen tres elementos de Melissa. “Próximamente también queremos que el reactor de nitrificación trabaje con orina humana, en lugar de amoníaco sintético”. La obtendrán a través de un programa de donantes. Hace unos años, ya obtuvieron donaciones de heces para probar el reactor de degradación de residuos.
¿Veis que decía antes? Que no era tan locura lo que el astronauta Damon hizo en la película. Ya se plantean el hecho de hacer patatas de caca. Bueno, patatas con abono de caca. Ese es el futuro, damas y caballeros. La frontera del espacio y las patatas en Marte.
¿Qué os ha parecido? ¿Creéis que veremos en 2030 una viaje de astronautas a Marte? Decidnos algo en los comentarios.
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Fuentes: La Vanguardia