Estamos en una de esas épocas que podrÃamos perfectamente marcar en negro en nuestro calendario: la vuelta al trabajo y la vuelta a clases (en el caso de que no seáis ‘ninis’, claro está). Se acabó lo bueno y eso es algo que se nota sin problemas el primer lunes por la mañana después ‘del regreso’.
Es este el momento en el que surge el fatÃdico y temido ‘SÃndrome postvacaciones’. Hoy os hablaremos de él para saber si lo tenéis y cómo podrÃais hacerle frente sin perecer en el intento.
Lo primero es lo primero: ¿qué es?
Se trata, en esencia, de un ‘trastorno adaptativo’. Los sÃntomas que se desprenden de él son muy parecidos a los producidos por el estrés. Llevamos un largo periodo de ‘inactividad profesional’ y, de repente, nos vemos agobiados por la gran cantidad de exigencias que se nos ‘imponen’, tanto en el trabajo como en la escuela o universidad. La rutina es muy mala, amigos.
SÃntomas claros
Hay que fijarse en los pequeños detalles. Cada persona es un mundo y estos pueden variar en función del individuo, pero más o menos hay unas cuantas señales comunes.
Podemos notar un bajo estado de ánimo acompañado por un decaimiento generalizado. Podemos sentir apatÃa hacia nuestros compañeros y podemos llegar a sufrir ataques más o menos intensos de ansiedad.
En general podemos notar que, por más que durmamos, no tenemos las energÃas necesarias para hacer lo que tenemos que hacer. Sentiremos también que nuestro trabajo o nuestras asignaturas nos dan igual. La apatÃa se irá apoderando de nosotros. Cada vez nos agobiará más el hecho de que no nos sentimos capaces de volver a la normalidad.
La cosa no se suele poner demasiado fea…
Este sÃndrome puede estropearnos nuestro dÃa a dÃa. Nuestro rendimiento bajará mucho, peeeeeero tened paciencia: la cosa no durará más de dos o tres semanas. A partir de ese momento, empezará a volver a la ‘normalidad’.
Son muy pocos los casos en el que la cosa llega a más y provoca estrés agudo en la persona que lo sufre. Llegados a ese punto, la persona verÃa todos los sÃntomas que hemos mencionado anteriormente multiplicados. Tendremos sudoraciones, palpitaciones, taquicardias… estaremos para el arrastre, vamos. ¿Solución? Buscar ayuda profesional.
Consejos para acabar con él
En la prevención está el truco. Lo mejor es, unos dÃas antes de acabar las vacaciones, empezar a despertarnos al mismo horario que si fuésemos a trabajar. Hagámoslo con calma y pensando en que, dentro de poco, deberemos hacer esto cada dÃa.
Otra cosa positiva serÃa no volver de viaje justo el dÃa antes de empezar a trabajar. El contraste puede ser fatal para nuestro débil espÃritu. En la preparación fÃsica y mental está la gracia.
Otra cosa buena que podrÃamos hacer es retomar nuestra actividades extralaborales, sobre todo si tienen que ver con el ejercicio. Es una forma de empezar a meternos en la rutina por la parte ‘más suave’.
Una buena alimentación durante las vacaciones también nos puede ayudar a tener más energÃas a la hora de retomar nuestra ‘estresante jornada’. Hay que tomarse las cosas con calma para no darse de bruces con la realidad.
¿Qué hacemos en el trabajo?
Afrontemos nuestras funciones de forma gradual. Hagamos primero aquello que más nos guste y vayamos escalando. Tampoco te lleves el trabajo a casa y procura aprovechar al máximo tus ratos de descanso.
Duerme bien: no vayas un dÃa a una hora y otro a otra. Levántate siempre a la misma hora e intenta acostarte a la misma cada dÃa. ¿Te gusta la meditación? PractÃcala.
A vosotrxs, ¿qué os ha parecido esta lista de consejos? ¿Os ha servido para algo? Si ahora estáis mejor, recordad que esta semana toca volver a trabajar JAJAJAJAJAJAJAJA… perdón.Â
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Fuentes: Muy Saludable, Medicina Lliure.