Las casualidades rigen nuestra existencia. Ir caminando por la calle y que, justo delante de ti, caiga una maceta, es una señal del azar diciéndote «aquà mando yo». Un paso más y estarÃas muerto; Un paso menos y, quizás, ni le habrÃas dado importancia; pero estabas en el lugar exacto en el momento exacto. Eso es lo que le ocurrió a los protagonistas de nuestra historia de hoy: la casualidad hizo que se encontrasen y ahora nos cuentan su maravillosa historia.
La historia de hoy versa sobre un hombre que, cuando tan solo era un bebé, fue enterrado vivo y ahora, 20 años después, ya convertido en todo un hombre, se ha reunido con la Buena Samaritana que le salvó la vida en el pasado.
Matthew Christian Whitaker conoció a su salvadora, Azita Milanian, de 58 años de edad, en el programa de radio ‘On Air con Ryan Seacrest’. El momento fue tremendamente emotivo y Milanian empezó a llorar cuando, por primera vez en décadas, vio al joven que ella habÃa salvado con sus propias manos en las montañas de San Gabriel, en Los Angeles, el 16 de mayo de 1998.
Ambos se fundieron en un emotivo abrazo y Milanian solo lo soltó para secarse las lágrimas que no paraban de brotar de sus ojos: «Estuve esperando 20 años por ti. Eres exactamente lo que imaginé. Tu estatura, todo. Gracias por venir a mi vida, tú la cambiaste por completo», confesaba Milanian entre sollozos.
«SabÃa que volverÃamos a conectar algún dÃa. El dÃa que lo conocà confirmé mi fe… Dios lo trajo a mà por una razón».
Ella contó la historia exacta de cómo conoció a Whitaker y de todas las casualidades que se dieron ese dÃa para que esto fuera asÃ.
Lo primero que pasó fue que, ese dÃa, tardó mucho más de lo habitual en hacer su caminata diaria. Una serie de complicaciones en su casa la retrasaron, por lo que se le hizo tarde. También decidió, por consiguiente, tomar un camino diferente y recorrer otra ruta… la primera vez que lo hacÃa en 8 años.
«Salà a correr tan solo 20 minutos y, de repente, me sentà como si fuese a enfermar. SentÃa que alguien me estaba asfixiando. Creo que esto ocurrió 10 o 15 minutos antes de que ellos enterrasen a Matthew».
Cuando ya estaba regresando, junto con sus tres perros, estos, de repente, se salieron del camino y empezaron a olisquear algo: «Escuché un ruido y Tango [uno de los perros] estaba parado con su cabeza agachada y yo le dije ‘¡vamos! ¿qué estás esperando?’. Les grité, pero estaban muy alterados hasta que, delante de mi pie, brotó el pequeño pie de Matthew».
Inmediatamente cogió a sus perros y los metió en el coche para poder investigar mejor qué habÃa ocurrido. Fue ahà cuando desenterró al pequeño, quien aún llevaba enganchado el cordón umbilical y estaba envuelto en unas sábanas.
«No sabÃa si era una niña o un niño y lo único que pude hacer en ese momento fue meterle mis uñas por la nariz y la boca para intentar sacarle la tierra que tenÃa metida mientras gritaba: ‘Por favor no te mueras. Nunca te dejaré. Te amo'». Explicaba Milanian emocionada.
Milanian llamó al 911 y, por alguna razón, estos debieron pensar que Withker ya estaba muerto, ya que tardaron más de media hora en llegar. Pero, por suerte el pequeño era todo un luchador y salió adelante.
«Él me cogió de la muñeca y no me soltó en ningún momento. Era tan fuerte… TenÃa una voluntad muy fuerte. Los dos somos Tauro, unos cabezotas», explicaba Milanian con algo más de humor. «Nadie puede deshacerse de nosotros».
Milanian explicó que ella habrÃa adoptado a Whitaker, pero que decidió no hacerlo porque no sabÃa el motivo por el cual habÃa sido enterrado y, dado que ella apareció en todas las noticias como su salvadora, no querÃa poner en riesgo la vida del pequeño.
Whitaker confesó también que no tenÃa ni idea de que habÃa sido adoptado hasta hacÃa un año. Afirma que, desde que se enteró de todo, no ha parado de contar la historia, ya que le resulta algo impresionante el gran cúmulo de casualidades que se dieron y la suerte que tuvo de sobrevivir.
Whitaker, en la actualidad, es estudiante de la Universidad de Arizona y se prepara para ser periodista, aunque su sueño es poder ser un abogado del entretenimiento en el futuro. Ofreció a Milanian asistir a su graduación el próximo año y espera, a partir de ahora, poder estar más tiempo con ella. «Siempre he querido mantenerme en contacto con ella… ¡será como mi quinta madre!», concluÃa Whitaker muy alegre.
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