Miré por la ventana y entonces lo vi
TenÃa 19 años. Una noche llegué a casa del trabajo muy cansada y fui a la habitación directa para ponerme el pijama. Me empecé a desnudar y miré hacia la ventana para ver mi reflejo… pero lo que vi fue la cara de un hombre. Me tiré de golpe al suelo, cagada de miedo, y apagué la luz como pude, para que al menos ya no pudiese verme él. Mientras intentaba volverme a vestir histérica vi que en la ventana ya no habÃa una cara… sino una cámara. Una puta cámara, enfocándome mientras yo intentaba reaccionar. Salà disparada de la habitación y alerté a mi madre y a mi hermano, que salió al jardÃn y se encontró la escalera que tenÃamos en nuestro garaje apoyada contra mi ventana. Pero ahà ya no habÃa nadie. No pude dormir durante un año, mirando esa ventana fijamente. Me pregunto quién tiene ahora ese vÃdeo.
Fue demasiado tarde para ayudarla
Trabajaba en una centralita de emergencias médicas cuando me pasó esta historia. Alrededor de las tres de la madrugada nos llamó una señora mayor diciendo que no se encontraba bien. Intenté obtener más información de los sÃntomas como indica el protocolo, pero ella solo me decÃa «es que no me encuentro bien, ¿puedes mandar a alguien para que me ayude?» Me dio su dirección y su número, y me dijo que no habÃa nadie en casa, pero que la puerta estaba abierta, asà que podÃan entrar los médicos. Al cabo de un minuto me dijo que se iba al baño y que dejaba el teléfono un momento, yo le pedà que antes me contara qué le ocurrÃa exactamente mientras le mandábamos una ambulancia. Me repitió que se iba al baño un minuto, y no la volvà a oÃr más.
Pasaron dos minutos más y me llamó uno de los auxiliares que ya habÃa llegado a casa de la mujer, y su tono de voz me dio mal rollo en seguida. «Emergencias… cómo se ha recibido la llamada exactamente?» le expliqué que habÃa sido la propia paciente desde el fijo, y él no me contestó directamente sino que usó su móvil para llamar a la oficina, como si no quisiera que le oyeran por radio. «¿Estás segura de que no ha llamado otro miembro de la familia o algo?» Le expliqué que la llamada la habÃa hecho la paciente hacÃa unos 8 minutos, y aluciné con lo que me dijo. «Está en el baño, pero esta mujer lleva muerta al menos 12 horas. Necesitaremos que venga aquà un agente».
La voz que venÃa del osito de mi infancia
Mi familia y yo estábamos a punto de mudarnos de la casa en la que habÃamos vivido toda la vida hasta mis 16 años. Como te imaginarás, nos daba pena dejar atrás tantos recuerdos. Unos dÃas antes de la mudanza decidà rememorar algo que solÃa hacer de pequeña: meterme en el almacén/armario que tenemos debajo de las escaleras y ponerme a leer con una linterna. Allà me sentÃa como en un refugio y como guardábamos un montón de colchas y peluches, era perfecto para reclinarse y leer.
Al cabo de media hora me movà un poco para ponerme cómoda y, de repente, escuché una voz suave, lenta y rasgada que me susurró al oÃdo «siempre me haces feliz». Del susto que me pegué me golpeé la cabeza con el techo y casi rompo la puerta para salir de ahÃ. Después de hiperventilar y de explicarle a mi familia por qué tenÃa la cara blanca, descubrimos que la voz venÃa del osito de peluche que me compraron cuando tenÃa tres años y que habla cuando le presionas la barriga. Debà de reclinarme sobre él sin querer, pero cuando lo volvà a apretar no volvió a emitir sonido alguno.